Según un informe de la UFP presentado en
la mañana de este viernes
La
seguridad privada cuesta el doble que la pública
- “¿Será
la nueva ley de seguridad privada un regalo de reyes del gobierno a las
empresas de seguridad?”, se pregunta el secretario general de la UFP,
Javier Arrillaga
- La
nueva ley arroja dudas jurídicas en cuanto a la cesión de datos y la
capacidad de los agentes privados de patrullar, detener y sancionar
Unión Federal de Policia (UFP).
Viernes, 13 de diciembre de 2013. La seguridad privada no supone ahorros para
el contribuyente. Al contrario, cuesta el doble que la seguridad pública. Es la
principal conclusión del informe presentado en la mañana de este viernes por la
UFP. “Si nos fijamos en el proyecto piloto de la contratación de la seguridad
perimetral de 21 centros penitenciarios, vemos como el coste de cada
trabajador se eleva a 3.233 euros/mes frente a los 1.600 de un policía nacional”,
denuncia el secretario general de la UFP, Javier Arrillaga.
El proyecto piloto de la seguridad en
los perímetros de los centros penitenciarios durante nueve meses se licitó por
7.391.547 euros, es decir, 821.283 euros mensuales. El proyecto incluye la
creación de 56 puestos de trabajo de 24 horas y uno de 12. Es decir, 254
trabajadores si se respetan las 40 horas de trabajo semanales. Aún así, el
coste duplica el de la seguridad pública. Como obviamente esos sueldos no los
recibirán los trabajadores, hablamos de un margen para el empresario de más
de 2.000 euros por trabajador y mes, el doble del sueldo del guardia jurado.
“Da la sensación de que la nueva Ley de Seguridad Privada es un regalo de Reyes
del gobierno a las empresas de seguridad privada”, sentencia Arrillaga,
quien también apunta a la posibilidad de que “el gobierno esté buscando una
salida para los escoltas”.
Los beneficiarios del proyecto piloto
de la seguridad perimetral de las cárceles son Ombuds, Coviar, Seguriber,
Prosegur Segur Ibérica, Prosetecnisa, Seguritas, Sabeco, Vinsa y Alentis. “Si
la Ley de seguridad privada ve la luz como ha salido del Congreso, estaremos
ante un cambio encubierto del modelo policial en el que los perjudicados
serían los ciudadanos y los beneficiados los intereses empresariales de las
compañías de seguridad”, denuncia Arrillaga. “Se trata de una privatización de
la seguridad pública mientras nuestras plantillas siguen congeladas y nuestras
condiciones de trabajo empobrecidas”, apunta el secretario general de la UFP,
quien añade su reivindicación de un estatuto propio que reconozca la
singularidad del trabajo policial. “Igual que el que han conseguido los
inspectores de Hacienda”.
Por lo demás, el portavoz de la UFP,
Serafín Giraldo, advierte de las lagunas jurídicas que plantea el
texto.:
Afortunadamente el proyecto de ley
definitivo elimina del primer texto el
carácter de agentes de autoridad, que se establecía para los vigilantes en
un primer momento, lo cual hubiese sido una aberración jurídica; dado que les
confería atribuciones exclusivas de las FFCCSSEE.
Sin embargo, este nuevo proyecto no arroja demasiada claridad en
relación a dos puntos:
.- El art 15 del texto legal determina
la autorización de “cesiones de datos
que se consideren necesarias”, entendemos que debe interpretarse el precepto de
forma restrictiva y siempre en una dirección, esto es; la cesión de datos de
las empresas de seguridad al CNP, dado que las bases de datos policiales contienen información demasiado “sensible” para
ponerla en manos o a disposición de una empresa.
.- Del mismo no
estaría de más clarificar aún más el art 32 en relación a las funciones de
los vigilantes; entendemos que su labor en zonas públicas debe centrarse en
meras labores de vigilancia y control de accesos y que para la “denuncia a
infractores en materia administrativa” no están habilitados a solicitar
documentación alguna.
Esperemos
un correcto desarrollo reglamentario de estos puntos.
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