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martes, 15 de diciembre de 2015

¿Qué razones hay para no contar la verdad de lo sucedido ayer en Kabul?

12 de diciembre de 2015

En el día de ayer, dos policías nacionales fallecieron víctimas de un atentado terrorista mientras prestaban servicio de seguridad en la Legación Diplomática de España en Kabul (Afganistán). El subinspector Jorge García Tudela y el policía Isidro Gabino San Martín. Diez policías prestan servicio de seguridad en la Embajada de España en Afganistán, un País que está en guerra permanente y que sufre como ningún otro el ataque terrorista, en este caso de los talibanes.

Desde aquí nuestro reconocimiento a estos dos compañeros y a tantos otros que día a día prestan servicio en lugares de conflicto y guerra. Nuestro reconocimiento y nuestro cariño a las familias de Jorge e Isidro que siempre nos tendrán a su lado.

El objetivo del atentado era claramente nuestra sede diplomática y para muestra el estremecedor relato de un policía que logró sobrevivir y que reproducimos:

"Conseguimos cerrar el búnker estamos bien físicamente, pero 12 horas de ráfagas asaltos y granadas sobre nosotros "Mi subi lo asesinaron el primero cuando entraron en el edificio, su habitación está en la planta 0. 

Al oír las primeras ráfagas desde el búnker donde están nuestras habitaciones, cogimos las armas y cerramos la puerta. La otra puerta de escape quedó dañaba de la onda expansiva y no la podíamos cerrar, así k no era seguro el sitio, Gabi salió con otro compañero a ver si encontraba al Subi xq no nos contestaba y le dieron creo k desde la azotea donde ya se habían colocado para disparar a todo el k vieran"
"Todo arrasado, calculado entró el coche bomba y al minuto los terroristas asaltaron la embajada"
Esta es la realidad de lo sucedido y lo demás, mentiras propias de quienes no merecen ninguna credibilidad.

Que sepamos, el edificio atacado fue el nuestro y los muertos nuestros. Porqué se empeñan en decir que no era un ataque contra nuestra embajada.

La embajada española en Kabul es una de las pocas que se encuentra fuera de la denominada green zone, es decir, el área de seguridad de la capital afgana donde está prohibida la circulación de vehículos y cuyos accesos son controlados por agentes de la policía afgana. De hecho, la embajada se localiza en una de las calles más transitadas de la capital donde cada día se forman largas colas de vehículos a la hora de la salida del trabajo.

La situación de la legación española en Kabul es casi cómica. La embajada la conforman tres casas contiguas conectadas con un patio común, y situadas a tan sólo unos diez metros del muro que las separa de la calle. Una de las casas se usa como embajada y consulado propiamente dicho, y la otra, como residencia del personal diplomático español.

La cercanía entre las dos casas y la calle es tal que algunas de sus terrazas tocan casi con el muro exterior del recinto, sin ningún tipo de distancia de seguridad. Eso hace que puedan ser fácilmente atacadas desde el exterior con un simple cóctel molotov o granada.

La que era la puerta principal esta tapiada, por lo q se entra y se sale por una puerta lateral protegida por un portón de "chapa", sin ningún tipo de protección o blindaje. Dicha puerta se abría por medio de un motor eléctrico, pero q al romperse (desde hace varios meses), el policía tenía que bajarse del vehículo y mientras lo empuja con la espalda, seguía apuntando con el arma. Dicha práctica se había hecho tan común q habían puesto una especie de tela en una parte del portón para evitar resbalarse al empujarlos.

A dicha entrada se accedía por una calle lateral a la embajada q no estaba asfaltada y en muy mal estado, lo que impedía que pudiera transitar los vehículos a una velocidad superior a 20, o 30 km/h.

La residencia del embajador sí que está ubicada en la protegida zona verde, al lado de la embajada de EUA. No así la embajada, que estaba en una zona céntrica y transitada, donde se alojaba todo el personal.
En la embajada, residen 17 personas repartidas en 4 seguridad estática, 4 dinámica (3 en la embajada y 1 en la residencia del embajador), 6 funcionarios administrativos y 3 afganos intérpretes.

El perímetro lo controlaba personal de seguridad afgano contratado (entre 10-12 personas)
A pesar de ello, todo el personal diplomático que ha vivido y trabajado allí coincide en decir que, si explota un coche bomba delante de la embajada, allí no iba a quedar nadie vivo, dada la escasa distancia que separa la calle y el edificio. El traslado de la embajada a otro lugar nunca se planteó.

Durante tres días, la Policía Nacional estará de luto oficial, se homenajeará a nuestros héroes y como estamos en campaña electoral muchos políticos de todo signo nos mostrarán su apoyo. Nosotros lo que necesitamos es menos apoyo de palabra y más hechos que mejoren nuestra seguridad.

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