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martes, 30 de octubre de 2012

MANIFIESTO DE LA CONCENTRACIÓN DE 27/10/2012

Buenos días a todos.
 
La crisis económica que vive nuestro país ha arrasado muchas de las certezas y seguridades de las que disfrutaba nuestra sociedad. El paro y la falta de financiación, sumado a la drástica reducción de los presupuestos públicos, ha sumido a muchas familias en un duro calvario al que los policías y sus seres queridos no son ajenos.
 
La Policía española del siglo XXI, que es la Policía de la Democracia, la que evoluciona y se adapta a los cambios sociales, es también una de las damnificadas por esta época dura en la que nos han sumido demasiados irresponsables políticos que provocaron, de forma activa o mirando hacia otro lado y negando la realidad, la tormenta perfecta para que España viva la peor de las crisis económicas de toda su historia reciente.
 
Nosotros, los profesionales públicos de la seguridad, padecemos y sufrimos esta crisis exactamente igual que el resto de la sociedad. Tenemos familiares en paro, debemos hacer frente al pago de hipotecas con menos dinero, nos afecta la subida de precios y no sabemos si el último de los recortes aprobados podrá ser el penúltimo en el momento en el que el Gobierno decida que debe ajustar aún más las cuentas públicas.
Los policías son una de las piezas fundamentales de cualquier sociedad democrática porque protegen bienes críticos, vitales: la vida, que es aquello que más valoramos, y el patrimonio.

Y eso supone tener certezas, proteger derechos, que en época de inestabilidad y de inseguridad, están mucho más expuestos que en otros momentos de nuestra vida.
 
La relevancia de nuestro trabajo nos hace singulares. No mejores que otros colectivos, pero sí diferentes. Salvamos vidas, entregamos la nuestra tratando de proteger la de los demás; hacemos frente a las amenazas más oscuras y peligrosas que pretenden atenazar nuestro bienestar; estamos aquí, en cualquier calle de nuestro país, procurando que, de día o de noche, cualquiera de los días del año, nadie pueda perturbar aquello que más valoramos: la paz y la seguridad.
 
Los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, 72.000 funcionarios en activo y unos cuantos miles en situación de Segunda Actividad, pese a todos nuestros éxitos contra el crimen organizado o el terrorismo, somos un colectivo débil.

Y lo somos porque partimos de una clara desventaja, de una desigualdad histórica con el resto de Cuerpos de Seguridad, que nos hace especialmente vulnerables a cualquier recorte de derechos laborales o económicos.
 
Somos la Policía más eficaz pero, al mismo tiempo, la peor pagada. Y eso, cuando entramos en una época de recortes, se nota. Nuestros sueldos, los más bajos del sector, han sufrido recortes de todas las formas posibles. En la productividad, en las pagas extraordinarias, en los complementos, etcétera.
Paralelamente, y como consecuencia de la lógica desazón social, la conflictividad en las calles ha aumentado y, por desgracia, ha sido aprovechada, en algunos casos, para que la violencia de unos pocos se abra paso y genere situaciones de tensión, eclipsando las reclamaciones de algunos colectivos.

Estas situaciones, además, han sido aprovechadas por aquellos a los que no les interesa que el foco de la noticia se centre en la crisis y en sus verdaderos responsables. Por aquellos que disfrutan viendo cómo una imagen de una carga policial desplaza de la atención social y mediática las reivindicaciones de quienes sufren el paro y la indigencia económica.
 
La Policía está obligada a proteger a la democracia y a sus instituciones. Y, por encima de todo, está comprometida con el cumplimiento de la Ley.
 
Pero los policías, el motor de la Institución, no somos ajenos a esta crisis. Llegamos a final de mes con las mismas dificultades que cualquier empleado público y tenemos que convivir con el dramo del paro exactamente igual a como lo haría cualquier ciudadano. Todo ello en una profesión dura, arriesgada, exigente y que asumimos fuera de nuestro entorno familiar y social.

Por eso no nos cansaremos de decirle a este y a cualquier otro Gobierno que el gasto en seguridad es inversión. Que proteger del recorte a la Policía no es privilegiar a un colectivo sino evitar que nuestra sociedad sufra aún más los riesgos de una situación de crisis.
 
Que nosotros somos los primeros que queremos evitar el despilfarro o el gasto superfluo en nuestro Cuerpo. Pero que un policía bien retribuido, con suficientes medios materiales y adecuadamente formado y actualizado es la mejor garantía para que los enemigos de la seguridad y del bienestar de los españoles conciban su trabajo como algo imposible o quimérico.
 
Los policías que hoy nos concentramos frente al Ministerio del Interior queremos recordarle al Gobierno, a éste y a todos los que han pasado por el departamento, que nuestro trabajo no sólo debe servir para aprovecharlo mediáticamente.

Cuando los focos de las cámaras se apagan, tras cualquier rueda de prensa en la que se presentan los resultados de nuestro trabajo, los policías que han protagonizado esas intervenciones siguen desarrollando su labor de forma callada y profesional. Con sueldos recortados y en unas condiciones laborales muy complejas.
 
Por eso, los policías aquí concentrados, que representamos a 45.000 afiliados de CEP, UFP y SPP, las organizaciones sindicales mayoritarias en el Cuerpo Nacional de Policía, queremos hacer llegar al Ministerio del Interior nuestra preocupación y serena indignación frente a medidas que han dañanado muy seriamente al colectivo de funcionarios de la seguridad pública.

Por todo ello, le pedimos al Gobierno:
 
1.- Que proteja a nuestro colectivo frente a posibles nuevos recortes salariales

2.- Que evite que la crisis económica afecte a la disponibilidad de medios materiales para la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado
 
3.- Que cuando salgamos de esta maldita crisis, los responsables políticos de Interior se sienten con nosotros a negociar las bases de un sueldo mínimo verdaderamente digno, que nos acerque y equipare a los del resto de profesionales de la seguridad de España, de acuerdo con nuestras competencias y el resultado de nuestro trabajo.

4.- Que los políticos, especialmente aquellos que tienen la responsabilidad de gobernar, eviten que la Policía forme parte de la confrontación partidaria y defiendan sin complejos nuestra labor frente aquellos que sólo buscan, en la actual etapa de inestabilidad económica, extender la violencia para deslegitimar a las instituciones democráticas, las únicas válidas en un Estado de Derecho

5.- Que pongamos fin a la peor política en materia de seguridad pública, que no es otra que aquella que apuesta por Ofertas de Empleo Público que un año suponen el ingreso de 5.500 policías y otro el de 153. Eso hace mucho daño a la Policía y a la sociedad e impide desarrollar nuestra función con plena eficacia.

En definitiva, los policías, que somos los primeros en comprometernos con la sociedad a la que servimos, aún en unas condiciones económicas muy duras, pedimos que el Gobierno nos devuelva un porcentaje mínimo de ese compromiso que todos los días logra que España sea uno de los países más seguros del mundo.

Vosotros, compañeros, sois la pieza esencial que permite que nuestra sociedad defienda sus derechos y libertades. Que los mantenga frente a quienes sólo buscan erosionarlos.

Por todo ello, el éxito de este acto es vuestro. El mérito del trabajo del Cuerpo Nacional de Policía sólo es vuestro. La paciencia con la que soportáis las duras condiciones de la crisis es sólo la consecuencia de vuestra profesionalidad y vocación.
 
CEP, UFP y SPP van a seguir luchando. En esta etapa, por frenar el impacto de los recortes en la Policía. El mismo día en que termine la crisis, por recuperar lo perdido y protegerlo para el futuro.
Porque juntos, como hoy se demuestra, somos más. Porque unidos, nos defendemos mejor frente a los recortes.
 
Gracias a todos por este gesto de solidaridad. Por venir a Madrid a decir a quienes ocupan ese edificio de enfrente: SÍ, SOMOS POLICÍAS; ESTAMOS ORGULLOSOS DE SERLOS.

Gracias a todos!!

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