LAS AUSENCIAS DEL MINISTRO

Un Ministro de Interior siempre ausente; ni estuvo en Málaga, ni estuvo en Vigo. Ni tampoco estuvo en Madrid. Un desprecio hacía el Cuerpo Nacional de Policía pocas veces visto, que se traduce en desconsideración con nuestros compañer@s fallecidos en acto de servicio. Siempre ausente. Nunca está cuando mas debería estarlo. Ese es el Ministro de interior del Gobierno de España que nos ha tocado en suerte. Ministro que ostenta el aciago galardón de tener cabreado a sus Policías.

Una absurda y telegráfica visita del ausente Ministro, a la estación de Embajadores.

Estación donde Francisco Javier fue asesinado ¿Para que esa visita? Por aquello de cubrir expediente y quedar bien. Pero ha quedado retratado. Mejor que se hubiera quedado en su feudo del Ministerio del Interior protegido tras sus muros por su venerada Guardia Civil.

No creyó oportuno estar en funerales de Policías Nacionales asesinados en acto de servicio. Reprobable actitud del máximo responsable político de la Policía que obviamente marcará un antes y un después en la relación de los Policías con este Ministro. Ministro que ha dado suficientes muestras de desconsideración hacía Cuerpo Nacional de Policía, y además proyecta sin recato un claro mensaje al exterior de que así lo entiende él. Ha sido el artífice de provocar una fisura que difícilmente podrá restañarse algún día. Una fría y distante actitud cuyo mensaje los Policías hemos captado y recogido. No olvidamos.

Ni tan siquiera tuvo el pudor de decretar que nuestras banderas ondeen a media asta.

Ni siquiera eso.

La mayoría de los Policías no nos sentimos arropados por un Ministro de Interior que en unas circunstancias tan lamentables ha estado reiteradamente ausente. Hasta en tres ocasiones. Las mas duras. Seguramente tendría cosas mas importantes que hacer. Lo que es peor es que ese desprecio se sublima, cuando ni tan siquiera se digna dar una mínima explicación. Simplemente nos ignora. Esa evasiva actitud a pesar de su responsabilidad como máximo responsable de la Policía se ha convertido en un vergonzoso hábito.

Que menos que honrar a unos servidores públicos, además cuando hablamos de gente muy joven, que han perdido su bien mas preciado, la vida, con una vocación de servicio digna de elogio, protegiendo la vida y la seguridad de sus semejantes. Cuanto menos merecen un trato acorde a su sacrificio. Pero sobre todo nos merecemos un Ministro de Interior a la altura de nuestros héroes. Pero no el que tenemos. Este desde luego no lo está. 

Sin embargo, un Ministro de Interior siempre presente cuando tiene la ocasión de ufanarse y salir en la foto en grandes operaciones policiales y todo lo que tenga relación con su proyección mediática que pueda ensalzar su persona. Y está bien que el ministro proyecte los buenos resultados del trabajo de la policía. Pero estaría mucho mejor que estuviese también en los momentos trágicos de esos mismos Policías.

Aunque analizándolo en el contexto en el que siempre lo hemos visto: para haber venido y ponerse a hablar de la Guardia Civil, pues mejor que no haya venido.

C.E.F.