Un servidor público ha muerto. Un Compañero ha sido
asesinado realizando su trabajo en plena calle en la ciudad de Málaga. Parece
que ha recibido una puñalada mortal en el tórax de parte de un indigente sobre
el que al parecer pesaba una orden de búsqueda y captura, y parece que en los
medios interesan más las cuatro piedras lanzadas a un coche blindado en el que
circulaban políticos que un auténtico servidor público muera por defendernos a
todos y por 1.500€.
El individuo era muy violento y había atacado antes
a varios funcionarios de Policía Local y ciudadanos.
Antes de escribir nada lo primero es mostrar nuestro
más sentido pésame a la familia del Compañero en estos horribles momentos. Otro
servidor público y su familia paga el precio más alto por realizar funciones
que su ínfimo salario retribuye de forma más que injusta.
A diario los compañeros vigilamos, prevenimos y
reprimimos las conductas más graves que violan los derechos de los demás,
vivimos los cinco peores minutos de la vida de todas las personas y lo
aguantamos con valentía, decisión e inteligencia. Se nos exige solucionar una
situación en segundos cuando los tribunales tardan en dirimirlas años.
Para colmo sufrimos la peor de las escaseces en los
materiales para nuestra seguridad, nuestro Ministerio nos los otorga a
regañadientes y tras grandes luchas sindicales.
Recientemente comenzaron a entregarse a los Policías
chalecos anti corte y anti bala y aún hoy no todos los Policías cuentan con un
chaleco que puede salvar sus vidas en momentos tan desgraciados como este.
Anteriormente a esta dotación de medios, los Policías gastaban más de un tercio
de su salario en la adquisición de este tipo de material que debería estar
asignado desde siempre. ¿Donde está la magnífica ley de prevención de riesgos
laborales?.
Ahora sólo nos queda llorar la pérdida de un
servidor público y acompañar tanto a su familia como a la comunidad que siempre
va a estar orgulloso de tener héroes como este entre sus filas, el Cuerpo
Nacional de Policía. Descanse en paz compañero.
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